domingo, 31 de enero de 2016

Ella era preciosa. Era preciosa porque no se pasaba la vida mirándose al espejo. Era preciosa porque salía siempre despeinada a la calle, con ropa extraña, pero vestida siempre con esa sonrisa que le alegraba el día a cualquiera que se la cruzase. Eso era lo más precioso de todo. 
Ella tenía la capacidad de parecer siempre feliz, aunque estuviera rota por dentro. Eso era lo más admirable. Parecía una persona frágil, pero tenía mucha más fuerza dentro de ella que muchos musculitos de gimnasio. 
Seguía todas las mañanas la misma rutina, aunque trataba de romperla al mismo tiempo; siempre había querido romper con todo y recorrer el mundo, comerselo, merendarselo y cenárselo todos los días (pero siempre llegaba alguien que la llamaba idealista y rompía en pedazos todas sus expectativas).
Puede que tan solo quisiera huir, y no tuviera claro si la huida era de sí misma, o de alguién más. 

jueves, 21 de enero de 2016

Tal vez sobren motivos. O tal vez falten. Pero nunca lo sabrás realmente si no lo intentas. O tal vez, aunque lo intentes, no te quedará lo suficientemente claro.
La vida está llena de recovecos, de luces y sombras, de escalas de grises que los humanos nunca llegaremos a comprender del todo. O por lo menos los grises de otras personas.
Un consejo: nunca, nunca, te quedes con las ganas de hacer o decir algo, porque a la larga te arrepentirás (o te pasarás el resto del tiempo soñando como podía haber sido todo, pero no lo fue).
Otro consejo: no seas cobarde (nota mental).

domingo, 17 de enero de 2016

La vida sigue dando vueltas, tantas que se va a acabar tropezando y cayendo al vacío, o siento absorbida por el vórtice del torbellino, tratando nefastamente de imitar a la Alicia del cuento, tratando de buscar ese "país de las maravillas" que tan bonito puede parecer cuando ya no sabes a donde ir ni a donde más mirar para encontrar la solución a los que parecen ser los problemas más importantes.

(todo esto hasta que te atrevas a admitir que la solución está dentro de ti misma, que tan solo tienes que echarle coraje para lograr aclarar todo de una vez).

martes, 12 de enero de 2016

Y ella no podía dejar de pensar en ti, aunque tu ni siquiera te dieras cuenta, aunque ya no lo merecieras. La vida y sus absurdos caminos, pensaba ella mientras suspiraba recordando aquellas tarde en la que disfrutaba de su compañía mientras trabajaba, ahora tan lejanas que ni tan siquiera podía imaginarse que pudieran volver a suceder. 
Y, de repente, tú volviste un día, pero ya todo era distinto. Había pasado mucho tiempo, y aunque tu esperabas que ellas siguiera esperando por ti, la vida decidió que ya era hora de cambiar de rumbo. 
Ojalá cuando vuelvas no sea demasiado tarde...

domingo, 3 de enero de 2016

Es increíble como el significado de las palabras puede cambiar de un día para otro. Como en la poesía. Cada día cambiando, en movimiento, como un animal libre que solo depende de la luna, o del tiempo, o de si mismo. O tal vez de ti. De cada uno de tus pensamientos, que también varían con la luna, con el tiempo, con tu ardiente y absurda libertad, en ocasiones dolorosa, en otras simplemente un juguete en manos de un niño que solo trata de romper todo lo que encuentra, enfadado con un mundo que no llega a lograr comprenderle. 

Sé que nunca sería una buena escritora, todo buen libro necesita una coherencia que no tengo, una historia que yo no soy capaz de seguir, un argumento que se escapa entre mis manos mientras mi mente cambia de idea cada dos segundos, fugaz como todas las estrellas del firmamento de mi cabeza. 
Siempre he tratado de atraparlas, a las ideas digo, de encerrarlas en la jaula de papel, o de teclas, que encuentre más a mano, hacerlas mías para que no se alejen, pero es imposible.
Normalmente, aparecen cuando me duermo, justo antes de que el sueño me haga suya, de tal forma que puedan escabullirse sin que yo lo note, para levantarme al día siguiente con esa sensación de abandono ya tan característica de todas las mañanas de la vida. 
Lo malo de tener tantas ideas rápidas en la cabeza, es que nunca puedes aclararte con ellas. Se mueven, bailan, no paran quietas, no sabes controlarlas, hacen lo que quieren, se burlan de ti como quieren, aparecen y cuando las buscas vuelven a desaparecer, como pequeñas serpientes que se escurren entre las rocas donde saben que no vas a poder alcanzarlas.

Puede que las rocas sean mi propia mente, que no quiere dejarme aclararme, es más feliz viendo como pasan los días mientras el caos va creciendo, multiplicándose, jugando con la poca coherencia que me queda. 
Las ideas más coherentes siempre parecen las que surgen de madrugada, cuando aún estás despierto aunque no deberías; esas que cuando despiertas al día siguiente resultan totalmente absurdas, te arrepientes, pero ya no sirve de nada, todo está hecho. Y tal vez deba ser así, tal vez debamos dejarnos guiar por los impulsos que aparecen cuando menos te lo esperas, sin pensar. 
Las cosas más bonitas pasan cuando no tratas de racionalizar todo a tu alrededor. 
El problema es que soy una persona racional solo cuando no debo serlo. 

viernes, 1 de enero de 2016

Si algo me ha enseñado la vida en todo este tiempo, es que todo se relativiza mientras la vida va pasando. Lo que ahora nos parece lo peor, con el tiempo y los nuevos recuerdos van pasando a un segundo plano.
Creo que esto debería enseñarnos algo. La mente de cada uno es sabia, y con el tiempo, aprende a diferenciar entre las cosas importantes y las que no lo son en absoluto, y a clasificar los recuerdos según sean más o menos relevantes.
Creo que debemos aprender a no darle demasiada importancia a las cosas, tan solo en su justa medida. También, aprender en que modo podemos, o no podemos, influir de alguna manera en las cosas importantes que nos pasan alrededor. (en mi caso imposible)